EDITORIAL
Resumen
En el ámbito de la toma de decisiones, incluyendo aquellas asociadas a las actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación, nunca se insistirá lo suficiente en el valor del conocimiento autenticado (que abreviaremos como CoA). Es la base sobre la que se asientan los juicios fundados y garantiza que las medidas adoptadas se basen en información precisa y fiable. Desde acontecimientos históricos hasta incidentes modernos,
la importancia de verificar la información antes de actuar sobre ella ha quedado demostrada una y otra vez.
Uno de esos momentos cruciales de la historia se produjo en diciembre de 1941, con el ataque japonés a Pearl Harbor (Hawái), donde, a pesar de tenerse conocimiento horas antes del ataque, el Departamento de Guerra de EE. UU., no certificó apropiadamente la inminente amenaza, lo que tuvo consecuencias devastadoras. El hecho de no validar la información mediante los indispensables procesos institucionales establecidos provocó una verdadera sorpresa catastrófica que alteró el curso de la II Guerra Mundial.
En los últimos tiempos hemos vuelto a recordar la importancia del CoA con un escalofriante incidente:
una bandada de gansos canadienses activó el sistema de alerta temprana, detectándolos erróneamente como una amenaza de misil; pero, gracias a la autentificación posterior, se previno una posible represalia, impidiendo lo que podría haber derivado en un trágico conflicto con implicaciones globales.
Estos ejemplos subrayan el valor científico del CoA como amparo contra desatinos graves y errores de cálculo. En el vertiginoso mundo actual, en el que la información fluye con rapidez y las decisiones deben tomarse con celeridad, la necesidad de contar con procesos de certificación sólidos es más acuciante que nunca.
El CoA sirve de escudo contra la desinformación, las teorías conspirativas y las falsas alarmas, permitiendo a los responsables de la toma de decisiones navegar por situaciones complejas con claridad y precisión.
Garantiza, además, que las medidas adoptadas se basen en la realidad, minimizando la probabilidad de consecuencias imprevistas y mitigando los riesgos para la vida y los medios de subsistencia.
Al reflexionar sobre las lecciones aprendidas de la historia y de los acontecimientos contemporáneos, reconozcamos el papel indispensable del CoA en la configuración de nuestro futuro colectivo. Comprometámonos a mantener normas rigurosas de verificación y legitimación, garantizando que las decisiones que
tomemos se basen en la verdad, la razón y el rigor científico.
Parafraseando al poeta Charles Bukowski, recordemos que aplicar el conocimiento no autenticado es peor que la ignorancia. Evitemos a toda costa subestimar su valor científico y usémosle como piedra angular en la mejor y más responsable toma de decisiones.
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Derechos de autor 2024 Roberto Betancourt A
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